Así han construido por su cuenta estas tres mujeres periodistas grandes audiencias online

Nuestros datos dicen que las voces más populares son hombres. Mujeres de Francia, Canadá y Argentina hablan de su trabajo y del acoso que sufren
From left to right: Salomé Saqué, Rachel Gilmore and Tiffany Del Mastro

De izquierda a derecha: Salomé Saqué, Rachel Gilmore y Tiffany Del Mastro

23rd September 2024

El periodismo es más precario que nunca. Por eso, algunos jóvenes reporteros huyen de los medios y se lanzan solos con la ayuda de boletines, podcasts y otros formatos. 

El auge del vídeo vertical ha intensificado esta tendencia. El Digital News Report de este año sugiere que una serie de voces independientes, y no los medios, dominan las conversaciones en torno a las noticias en plataformas como YouTube, TikTok e Instagram. 

Como parte del informe, los encuestadores pidieron a los encuestados de cinco países que indicaran dónde prestaban atención a las noticias (medios convencionales o fuentes alternativas) y que nombraran las cuentas que siguen más de cerca. Una sola mujer se encuentra entre las 35 cuentas individuales más mencionadas: la periodista francesa Salomé Saqué. 

¿Por qué el público no gravita hacia las creadoras de contenidos informativos de noticias? Para responder a esta pregunta y conocer cómo es ser una mujer influyente en las redes hoy en día, hablé con tres mujeres de Francia, Argentina y Canadá que han conseguido miles de seguidores y millones de visitas, y que han afrontado una buena dosis de retos y críticas. Hablan de su trabajo y de los retos a los que se enfrentan cuando informan en Internet. 

Tres periodistas por su cuenta

Rachel Gilmore fue una de las primeras reporteras de Canadá en adoptar el vídeo vertical al proponer piezas explicativas de TikTok a su antigua empresa, Global News, en 2021. 

“Pensé que sería algo divertido, cool y gratificante, y luego [Global News] acabó suspendiéndolo como parte de lo que llamaron un cambio de marca”, explica. “Había trabajado tanto en ello y con tan pocos recursos... Me sentí como si me hubieran dado una patada en el trasero, y ni siquiera participé en la discusión”.

Tras esta decisión y una ronda de despidos en 2023, Gilmore decidió entregarse a hacer este tipo de vídeos de forma independiente. Hoy tiene más de 70.000 seguidores en TikTok y 24.000 en Instagram.

@rachel_gilmore

🚨NEW: What’s happening in the UK is foul — but some Canadians are cheering it on. In fact, Peter Smith told me while he’s hopeful Canada isn’t at the same point as the UK, we could get there:

♬ original sound - Rachel Gilmore

Del mismo modo, Tiffany Del Mastro empezó su carrera periodística trabajando para Clarín, uno de los medios más leídos de su Argentina natal, donde publicaba en las cuentas de redes sociales del periódico. En paralelo, Del Mastro empezó a construir su propia audiencia. Cuatro años más tarde, decidió dejarlo y centrarse por completo en su propio trabajo.

“Yo le ponía ocho horas al diario y a la redacción, y de repente dije ‘Che, con esta energía y este tiempo, que es limitado, voy a dedicar esas ocho horas a mí y a mi trabajo porque veo que tiene frutos y veo que tiene potencial’”, dice. “Aprendí mucho en Clarín, donde me forjé mucho como periodista en cuanto a cómo acercarme a las noticias”.

La periodista francesa Salomé Saqué, la única mujer mencionada por los encuestados en nuestro capítulo sobre creadores de contenidos informativos, también llegó al periodismo por un camino muy tradicional: estudió periodismo en La Sorbona y luego trabajó para la cadena pública France 24. Su momento Eureka llegó con las protestas de los chalecos amarillos en Francia. 

“Estaba en la mesa de nuestra redacción y escribía y comentaba las noticias en directo”, dice. “Entonces se produjo el movimiento de los chalecos amarillos y yo quería estar más sobre el terreno, pero el canal no me dejaba, así que empecé a trabajar para otro canal de televisión como fixer. También empecé a hacer mis propios vídeos, mostrando la vida de los manifestantes. Estos vídeos se hicieron virales y me di cuenta de que tenía más visibilidad en Internet que en el canal para el que trabajaba”.

Saqué es ahora una destacada periodista en Francia, donde combina su trabajo para medios tradicionales con sus propios canales. Tiene 355.000 seguidores en Instagram, 55.000 en TikTok y recientemente ha sido nombrada la segunda mujer más seguida en LinkedIn en Francia. 

Para financiar su periodismo, las creadoras toman diversas vías. Del Mastro se asocia con marcas además de emplear un modelo de crowdfunding, pero en el futuro quiere apostar por ofrecer cursos y consultoría online sobre presencia digital, creación de contenidos y marca personal. Saqué colabora con varios medios de comunicación convencionales y digitales como periodista-columnista. Gilmore es la única de las tres que tiene un trabajo relacionado con el periodismo que le ayuda a cubrir sus gastos.

Por qué el público recurre a los influencers de noticias 

Las tres periodistas con las que hablé empezaron sus carreras trabajando para medios tradicionales. Estos medios no supieron ver su potencial y no les dieron apoyo ni libertad para experimentar. 

Entre los vídeos de Del Mastro sobre la guerra en Ucrania, la situación en Venezuela y la política en Argentina, hay algunos sobre sus viajes a Japón, su crecimiento personal y fotos de su 26º cumpleaños. Dice que una de las razones por las que cree que la gente gravita hacia influencers de noticias como ella es porque la ven más como una persona que como una entidad. 

Del mismo modo, Gilmore cree que su público aprecia un método más íntimo de transmisión de noticias. Compara sus vídeos con explicar algo por FaceTime a un amigo, frente a las entonaciones a menudo antinaturales de un presentador sentado detrás de una mesa. 

“Es un medio más personal, pero eso también exige un toque más personal en los vídeos”, afirma. “Así es como la gente quiere consumir contenidos en esas plataformas: quieren sentir que saben de quién viene el mensaje. Intento ser transparente. A veces suelto algún chiste, y no es algo que se encuentre necesariamente en las noticias tradicionales”.

Nuestros estudios sugieren que el público está interesado en ver perspectivas diferentes. Este es uno de los comentarios que más han recibido Del Mastro y las demás periodistas: que a menudo cubren temas de los que no se ocupan los principales medios.

“Personas me escriben que les parecen interesantes las noticias que comparto porque son alternativas y que no forman parte de la agenda de los medios”, dice. “Es una gran responsabilidad porque había gente que me decía, ‘solo me informo por vos.’”

Es un sentimiento compartido por las otras creadoras con las que hablé. Todas ellas se toman en serio la ética y el rigor, pero su enfoque puede diferir del de los medios tradicionales. 

“Siempre he dicho que la objetividad no existe”, dice Saqué. “Siempre tenemos nuestros propios valores: desde la elección de un tema a un título, las personas que entrevistamos, las palabras que utilizamos... Llevamos con nosotros un punto de vista. Soy sincera y profesional: compruebo los hechos y utilizo la metodología de un periodista. Pero no soy objetiva, y soy muy sincera sobre mis puntos de vista sobre el mundo y especialmente sobre los valores que defiendo”.

¿Dónde están las mujeres?

¿Qué explica la ausencia de mujeres entre los influencers de noticias más mencionados? Las tres mujeres con las que hablé dieron respuestas diferentes a esta pregunta. 

Del Mastro señala que la mayoría de las personalidades mencionadas en Argentina son también figuras destacadas en los medios tradicionales, un universo todavía muy dominado por los hombres en su país natal. 

“Hay un enorme número de hombres en puestos de poder”, dice. “Eso tendrá que cambiar con el tiempo. Ahora en algunas redacciones hay departamentos así de perspectiva de género”.

Gilmore tiene dos teorías que podrían explicar la disparidad del informe: la primera es social y la segunda es algorítmica. “Está la realidad básica de la misoginia, en la que los hombres blancos heterosexuales son la norma. Así que, en este medio increíblemente personal y cercano, quizá se les vea como más objetivos”, dice. “Pero también me pregunto si algo de esto es algorítmico, como que los cuerpos de las mujeres a menudo se consideran más sexuales, y eso puede hacer que el algoritmo te baje de categoría”.

Los algoritmos de las plataformas son una caja negra. Sin embargo, una investigación de la Universidad de Kent sugiere que TikTok amplifica el contenido misógino. 

La propia plataforma solía dar instrucciones a los “moderadores para que suprimieran las publicaciones creadas por usuarios considerados demasiado feos, pobres o discapacitados para la plataforma”, según documentos obtenidos por The Intercept en 2020. Además, aunque no existe una lista oficial de palabras o etiquetas que se marcan en TikTok, creadores de contenido han denunciado que frases como “Black Lives Matters”, “mujeres asiáticas” o “intersexuales” no se han podido descubrir en la app.

Saqué, que fue la única influencer femenina mencionada en nuestra encuesta, subraya que hay más hombres que mujeres en este espacio. Este desequilibrio, en su opinión, tiene que ver con el acoso que sufren las mujeres en Internet. 

“No suelo decir que se debe a la misoginia”, afirma. “A menudo ni siquiera me atrevo a hablar del hecho de que no es lo mismo para los hombres, porque la gente siempre me dirá que tienen un montón de ejemplos en los que los hombres fueron acosados y es como si me lo estuviera inventando. Pero hay un prejuicio respecto a que las mujeres se atrevan siquiera a hacer cosas así. Es otro tipo de acoso”.

Una avalancha de ataques 

La experiencia de Gilmore con el acoso en Internet comenzó incluso antes de que se convirtiera en creadora independiente de contenidos. En la época en que trabajaba como periodista para Global News en Canadá, se le cuestionaba su objetividad y se hacían comentarios sobre su aspecto. 

La llamaban “cómplice progresista o portavoz del Gobierno” y empezó a recibir amenazas. Hoy sigue sufriendo este acoso en Internet, donde sus vídeos han sido denunciados en masa y sus familiares incluso han sido amenazados también en la red. 

“Sin duda influye en el interés de otras mujeres por entrar en este campo, lo que me entristece, porque algunas me lo han dicho: ‘Quiero dedicarme al periodismo. Quiero dedicarme a este tipo de reportajes, pero tengo miedo, porque veo todo por lo que estás pasando y no creo que pudiera soportarlo’”, dice Gilmore. “No sólo influye en la decisión de la gente de entrar en el periodismo. También puede afectar a su capacidad de permanecer en él espacio”.

Un informe global de 2022 del Centro Internacional de Periodistas ofrece más datos sobre lo extendido que está realmente el acoso contra las periodistas. Casi tres cuartas partes de las encuestadas que se identifican como mujeres afirman haber sufrido violencia online en el curso de su trabajo, con amenazas de violencia física y sexual denunciadas por el 25% y el 18% de las encuestadas, respectivamente.

Saqué describe tres tipos de acoso que recibe a menudo. Los dos primeros tienen que ver con comentarios misóginos sobre sus capacidades como periodista y comentarios sobre su aspecto: desde criticar su apariencia hasta sexualizarla. El tercer tipo, aunque menos frecuente, es más peligroso. 

“El tercer tipo son las amenazas graves. Es menos común que el resto, pero sigue ocurriendo bastante. Por ejemplo, amenazas de violación diciendo que merezco ser violada”, dice. “Llegan en tus mensajes privados, la mayoría desde cuentas anónimas. Esto ocurrió desde el principio [de mi carrera]. No ocurre todos los días. Pero aunque sólo sea un mensaje, te afecta. Después lo tienes en la cabeza”.

Saqué dice que este tipo de acoso no ha hecho más que empeorar en cuanto a frecuencia y violencia cuando ella se hizo más visible y prominente en su país de origen.

“Esto ha tenido un gran impacto en mí”, dice. “Me resulta difícil hablar de ello porque entonces parece que soy débil o que no soy lo bastante fuerte para hacer este trabajo. Así que hablo sobre todo de las amenazas, y no de lo mucho que me duele. Lo peor no eran las amenazas sino la gente que atacaba mis habilidades, que atacaba mi capacidad para hacer mi trabajo, y lo hacía de forma masiva”.

A medida que ha ido creciendo, Saqué dice estar mejor preparada para hacer frente a la carga emocional de estos ataques. También ha podido conectar con otras mujeres periodistas en Internet, y eso le ha hecho darse cuenta de que no es sólo ella. 

“Es un gran obstáculo para la libertad de expresión y para hacer nuestro trabajo”, dice. “Conozco a mucha gente que no quiere hablar de algunos temas porque el acoso es demasiado violento”.

Del Mastro no ha experimentado los mismos niveles de acoso que relatan Gilmore y Saqué. Sin embargo, mientras trabajaba en Clarín, sí sufrió comentarios misóginos de lectores que cuestionaban su legitimidad o preguntaban con quién estaba saliendo para haber recomendado a un diario tan importante. "Aun así animo a las mujeres a hacer este tipo de trabajo", dice.

Atacadas por la extrema derecha

A pesar de proceder de países diferentes, los grupos de extrema derecha han atacado tanto a Gilmore como a Saqué. A diferencia del acoso habitual que reciben a diario, dicen, la presencia de la extrema derecha abre un nivel de violencia diferente. 

“Me ha acosado gente de todas las ideologías”, dice Saqué. “Pero nada se puede comparar con la extrema derecha en términos de agresividad, amenazas y cantidad”. 

Saqué dice que estos ataques suelen ser coordinados, con hordas de cuentas que de repente la acusan de cometer un error o hacen comentarios sobre su aspecto. Un sitio web de extrema derecha publicó una lista de personas a las que matar (periodistas, cargos electos, abogados). Su nombre figuraba en esa lista, diciendo que merecía una bala en el cuello. Luego vino la oleada de acoso. 

“Fuimos a la policía y presentamos una denuncia, pero no pasó nada”, dice. “Sé que no se trata sólo de ser mujer. Pero ser mujer aumenta la intensidad, el número de personas y el tipo de acoso. Los hombres no reciben amenazas de violación ni comentarios sobre sus tetas o sobre cómo parezco cansada algún día o si me he maquillado demasiado. No creo que los hombres lleguen a leer este tipo de cosas”.

Gilmore, que con frecuencia cubre temas relacionados con el extremismo en Canadá, también ha recibido amenazas y acoso de miembros de extrema derecha que se han extendido fuera de Internet. Cuenta que dos miembros de un grupo ultra la reconocieron por sus vídeos de TikTok en una calle de Ottawa, le tomaron una foto y la publicaron en un canal de Telegram. 

“El post revelaba exactamente dónde estaba y a qué calle me dirigía”, cuenta Gilmore, que alertó a seguridad y se escondió en un centro comercial cercano.

“Todo ha sido surrealista y agotador”, dice. “Sólo hago este trabajo porque quiero ayudar a la gente. No me pagan por mis TikToks. No tenemos un Fondo para Creadores en Canadá, así que lo hago porque me preocupo por estas cosas, y es un precio muy duro de pagar, así que entiendo por qué a algunas personas les asusta”.

A pesar de la naturaleza a menudo agotadora del trabajo, las tres periodistas con las que hablé esperan que las mujeres no se desanimen a la hora de sumergirse en este mundo.

Saqué recomienda a otras periodistas que se tomen tiempo y espacio en las redes sociales si lo necesitan. Ella misma decidió renunciar a sus 200.000 seguidores en X cuando el discurso se volvió demasiado tóxico en la plataforma.

“Siento que cada vez hay más mujeres jóvenes haciendo periodismo online y espero que se queden en estas plataformas, pero en términos de acoso espero que se mantengan fuertes”, dice Saqué. 

“Hay futuro para las mujeres en estas plataformas”, subraya. “Sólo quiero decirles esto: no minimicen el impacto de lo que leen sobre ustedes. Cuando a una le pasa esto, es importante reconocer que es grave. Está bien sentirse muy mal por ello y buscar ayuda para afrontarlo”.

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