La comunidad primero: así sirven estos medios a las audiencias más pobres
Una mujer aplaude mientras un grupo artístico realiza un "programa de noticias de televisión" en un autobús de transporte público en Caracas, Venezuela, el 10 de junio de 2017. REUTERS/Ivan Alvarado
El periodismo convencional tiende a centrarse en las audiencias más ricas, las más atractivas para patrocinadores y las más propensas a pagar por una suscripción. Esto a menudo excluye a las comunidades marginadas de la cobertura informativa general y crea espacios donde las preocupaciones de los pobres se ocultan del discurso público.
Los recortes generalizados de la filantropía hacen aún más difícil sostener proyectos de medios inclusivos, muchos de los cuales han dependido de subvenciones para hacer su trabajo.
“Me cuesta ver tantos ejemplos de [medios] que tengan éxito al servir a las personas pobres, que tienen bajos niveles de educación, que forman parte de grupos minoritarios, que viven lejos de los centros metropolitanos”, dijo en junio nuestro investigador Rasmus Kleis Nielsen en el lanzamiento en Estados Unidos del Digital News Report.
¿Dónde están esos medios? ¿Qué características tienen? ¿Cómo prestan atención a las audiencias marginadas? ¿A qué desafíos se enfrentan? Hablé con cuatro periodistas y expertos de todo el mundo para averiguarlo.
¿Por qué las personas marginadas se desconectan?
Aunque algunos medios grandes buscan llegar a audiencias más amplias mediante ofertas gratuitas, incluso los medios que por definición deberían atender a todos pueden alienar sin querer a audiencias marginadas.
El periodista e investigador Shirish Kulkarni profundizó en este tema en el proyecto News for All, fruto de una colaboración entre la organización galesa Media Cymru y BBC Cymru, la división galesa de la cadena pública británica.
El punto de partida del proyecto fue encontrar fórmulas para que medios públicos como la BBC pudieran ofrecer valor a todos. Si bien la BBC llega al 84% de los adultos del Reino Unido (mayores de 16 años) semanalmente, según el Informe anual del Grupo BBC 2024/25, esta cifra se reduce al 67% entre los 16 y los 34 años. Solo el 51% de este grupo de edad más joven siente que “la BBC refleja a gente como ellos”.
De acuerdo con nuestro propio Digital News Report 2025, el 54% de los jóvenes entre 18 y 34 años acceden semanalmente a los productos de BBC News en el Reino Unido.
News for All se propuso comprender por qué algunos segmentos de la población ignoran las noticias escuchando a las personas marginadas del proyecto, explicó Kulkarni. Su investigación participativa se centró en sesiones de debate dirigidas por miembros de la comunidad, sin una agenda estricta y permitiendo que las discusiones fluyeran libremente.
Los miembros del proyecto coincidieron en que actualmente ven “el periodismo como opresión”: 15 de los 16 participantes dijeron no creer que los periodistas representen bien a su comunidad. Los miembros del grupo tenían conocimientos de noticias y decidieron activamente ignorar las noticias tradicionales.
“Entienden perfectamente la falta de inclusión en las redacciones y el modelo de negocio de atacar a los inmigrantes, así que ¿por qué involucrarse con algo que busca atacarlos o perjudicarlos?”, dijo Kulkarni.
Si bien esta es una pequeña muestra de una comunidad de Gales, Kulkarni cree que las lecciones del proyecto son mucho más amplias.
Algunas de las conclusiones que compartió fueron centrarse en un tipo de periodismo que ofrezca una ruta hacia el cambio, pasar tiempo con las comunidades sobre las que se informa y comprenderlas, y contextualizar cuestiones políticas destacadas como el actual enfoque en la inmigración ilegal al Reino Unido en pequeñas embarcaciones con datos y referencias históricas relevantes.
Kulkarni alerta contra lo que describe como “una dashboardificación del periodismo”: una dependencia excesiva de métricas que informan a los medios sobre la audiencia que ya tienen, pero no sobre la que no logran alcanzar. “Las personas marginadas necesitan que los sistemas cambien para no ser marginadas”, afirmó.
Contar las historias correctas
Uno de los problemas identificados por el grupo de discusión de Kulkarni fue las historias en sí mismas, no el formato o la plataforma a través de la cual se transmitían.
“Lo que nos dicen es: ‘Si esa historia me ataca o me perjudica, no importa si está en Instagram o en Snapchat, no voy a interactuar con ella’. Y lo que dicen es: ‘La razón por la que no interactuamos con esas historias es porque son las historias equivocadas’”, dijo Kulkarni.
Por lo tanto, los medios que se esfuerzan conscientemente por servir a las comunidades marginadas se enfrentan al desafío de identificar las historias correctas, los temas sobre los que su audiencia quiere estar informada.
Uno de esos medios es el Proyecto Multatuli, un colectivo en Indonesia sin ánimo de lucro fundado por cuatro periodistas con la misión de “servir a quienes no reciben la atención que merecen”. El Proyecto Multatuli se describe como “una organización periodística de interés público que busca empoderar a quienes han sufrido”, incluyendo a las personas en situación de pobreza y a las víctimas de discriminación.
El medio evita cubrir noticias de última hora y publica de ocho a diez artículos extensos al mes, incluyendo reportajes fotográficos y ocasionalmente ensayos. Más del 70 % de sus artículos mencionan a personas que viven en la pobreza o sufren injusticias sistémicas, según la editora en jefe Ronna Nirmala.
A pesar de este enfoque, la mayor parte de la audiencia actual del Proyecto Multatuli proviene de la clase media urbana de entre 30 y 40 años. Asimismo, sus periodistas provienen principalmente de zonas urbanas, por lo que son ajenos a las historias de marginación que quieren contar.
El Proyecto Multatuli intenta solucionar estas limitaciones coordinándose con organizaciones comunitarias de base antes de enviar a un periodista a informar sobre el terreno. También consultan a las comunidades durante el proceso de redacción. No de una forma que menoscabe su independencia editorial, explicó Nirmala, sino para garantizar que utilizan la terminología correcta y no proyectan su propia perspectiva externa sobre la historia.
“Algunos de nuestros reportajes son difíciles de realizar porque estas comunidades han sido perjudicadas por periodistas que solo quieren analizar o victimizar sus problemas. Tienen ese trauma, y lo entendemos”, dijo Nirmala.
Durante los primeros cuatro años del Proyecto Multatuli, este equipo de 18 personas ha logrado construir reconocimiento entre algunas de las comunidades que se esfuerzan por cubrir y ahora recibe correos electrónicos de los miembros de estas comunidades dispuestos a compartir sus historias.
Cómo cubrir Detroit
Outlier Media es un medio local, centrado en la comunidad, que presta servicios en el área de Detroit, Estados Unidos. Comenzó como un sistema de mensajería de texto en 2016, con la convicción de que los teléfonos son una red de seguridad para muchas personas que viven en la pobreza.
“La factura del teléfono es una de esas cosas que muchos habitantes de Detroit están dispuestos a pagar”, dijo Erin Perry, directora del medio.
El objetivo de Outlier Media, según ella, es cubrir las necesidades informativas de la gente de Detroit. Para ello, su equipo se mantiene en constante comunicación con su audiencia. Una de las maneras de lograrlo es mediante encuestas.
Outlier realiza una amplia encuesta anual con la Universidad de Michigan para evaluar las necesidades básicas de los habitantes de Detroit. Estas no se limitan a las necesidades de los medios de comunicación, sino a preocupaciones más generales, como la necesidad de una mejor respuesta policial ante la delincuencia o un mejor acceso a los alimentos.
El equipo de Perry publica constantemente encuestas mucho más pequeñas en boletines periódicos, a las que los lectores responden con una opción de "me gusta" o "no me gusta", con preguntas como “¿Te gusta este contenido? ¿Quieres ver más cobertura sobre [un tema en particular]?”
Otra forma en la que Outlier se mantiene en contacto con su audiencia es a través de eventos, como el “jueves de café” mensual, en el que el equipo se sienta en un café local durante aproximadamente una hora y le paga un café a cualquiera que entre.
“Eso nos da un punto de partida para tener una conversación con ellos sobre cuáles son sus problemas, qué hacen en la ciudad, qué les gusta de la ciudad y qué desearían que la ciudad tuviera”, dijo Perry.
También han mantenido el servicio de mensajes de texto, enviando actualizaciones y administrando un canal a través del cual los miembros de la comunidad pueden ponerse en contacto directamente con un periodista.
“La mayoría de la gente no necesariamente ha conocido ni hablado con un periodista. Esto les permite hacer precisamente eso”, dijo Perry.
Ocasionalmente, Outlier organiza eventos más lúdicos que informativos, como un recorrido histórico en autobús, una visita guiada por cementerios dedicada a mujeres prominentes de Detroit, un partido de baloncesto o incluso una fiesta de baile. “Les damos todo lo que necesitan para sobrevivir, pero también les ofrecemos oportunidades para prosperar”, explicó Perry.
Una salida en Venezuela
La Vida de Nos, fundada por Albor Rodríguez y Héctor Torres, quiere ‘contar historias que ayuden a entender la Venezuela de hoy’, con un enfoque particular en las comunidades a menudo pasadas por alto por los medios tradicionales.
Los nueve miembros a tiempo completo del medio trabajan para publicar una historia por semana todos los sábados, incluidos informes sobre desapariciones, migración y el deterioro del entorno mediático en la Venezuela a la que pertenecen.
Raylí Luján, productora de La Vida de Nos, comentó que monitorea los temas clave que afectan a la audiencia del medio a través de las redes sociales. Si bien sus colegas también consultan con las comunidades en persona, ella ya no puede hacerlo. Como tantos venezolanos, dejó su país para irse a España, donde reside actualmente.
“Tratamos de escuchar primero a las comunidades y escuchar lo que la gente está diciendo, no solo en las redes sociales, sino también en las calles”, dijo.
Asociaciones y compartición de recursos
Los tres medios de comunicación que aparecen en este artículo consultan y colaboran con las comunidades sobre las que escriben. En algunos casos, incluso buscan alianzas que les permitan ampliar su audiencia.
El Proyecto Multatuli colabora con periodistas y medios locales, y publica sus artículos.
La Vida de Nos trabaja para llenar el vacío de información en Venezuela, colaborando con socios de medios locales para distribuir sus historias impresas en algunas zonas del país sin acceso a internet. El medio también colabora con El Bus TV, una iniciativa venezolana que lleva las noticias directamente a las audiencias mediante la lectura de historias en el transporte público.
La Vida de Nos organiza talleres y becas para jóvenes periodistas en comunidades marginadas para que aprendan a contar sus propias historias. Una de estas iniciativas fue Contar Fronteras, un proyecto para el cual La Vida de Nos se asoció con los medios El Bus TV y Runrun.es.
Contar Fronteras reclutó a 16 aspirantes a periodistas de las regiones fronterizas de Venezuela y los capacitó para contar lo que estaba sucediendo en sus propias comunidades.
Millones de venezolanos han abandonado el país desde 2015 por razones que incluyen la represión política, la crisis económica y las violaciones de los derechos humanos, lo que ha dado lugar a la mayor crisis de refugiados registrada en las Américas.
Las regiones fronterizas de Venezuela son particularmente peligrosas debido al narcotráfico y a los grupos armados que operan allí. Sin embargo, los jóvenes periodistas que apadrinan La Vida de Nos están deseosos de informar.
“Tienen una gran motivación para contar las historias de sus comunidades y quieren ser mejores periodistas: es decir, no son los periodistas tradicionales que conocimos hace 100 años. Quieren aprender sobre las diferentes presentaciones del periodismo, ya sea en audio, texto o digital; quieren hacer algo por sus comunidades”, dijo Luján.
En una iniciativa similar, Outlier Media dirige el programa Detroit Documenters, que paga y capacita a alrededor de 700 miembros de la comunidad para que asistan a reuniones gubernamentales, tomen notas y publiquen actualizaciones en vivo en Bluesky.
Los editores también mantienen reuniones mensuales con ocho homólogos locales de la ciudad, incluidos medios sin ánimo de lucro similares como Bridge Detroit, publicaciones especializadas como las centradas en la educación Chalkback Detroit, e incluso periódicos tradicionales como Detroit Free Press. La red comparte recursos y coordina la cobertura para evitar la duplicación, algo especialmente importante porque “a ninguno de estos medios le sobran recursos”, afirmó Perry. Trimestralmente, estos socios invitan a freelancers a su reunión para que puedan presentar ideas para sus artículos.
Outlier y sus socios locales también colaboraron en un boletín informativo centrado en la seguridad, que duró un año, para abordar lo que identificaron como una brecha de información. La seguridad aparece constantemente como un tema prioritario en las encuestas de audiencia de Outlier, afirmó Perry.
Cómo financiar estos medios
Obtener financiación para un medio como el Proyecto Multatuli es un desafío, dijo Nirmala. Este tipo de historias no generan ingresos publicitarios para los medios, por lo que el Proyecto Multatuli depende de un pequeño grupo de financiadores que comparten su misión.
Alrededor del 70% de la financiación del medio proviene de donantes de los medios, el 20% de un programa de membresía y el resto de colaboraciones como la que han hecho con OCCRP.
“Tenemos dificultades para conseguir financiación”, dijo Nirmala. No pueden estar seguros de recibir una suma determinada con regularidad, por lo que siempre están trabajando en propuestas y solicitudes de subvenciones. “Es un trabajo que no termina nunca”, añadió.
La Vida de Nos está explorando nuevas vías de financiación tras verse afectada por recortes generalizados a principios de este año. Están considerando Substack y los ingresos por suscriptores como posibles alternativas, dijo Luján. El equipo ya ejecuta talleres de periodismo dentro de Venezuela como una fuente adicional de ingresos. Otra opción sería expandirse internacionalmente.
Outlier Media confía en subvenciones, principalmente de fundaciones privadas como la Fundación MacArthur, la Fundación Skyline, el Fondo para la Democracia y la Fundación Ford. Desde que la administración Trump reprimió las políticas de diversidad, el equipo ha tenido que ajustar la redacción al describir a quién sirve, dijo Perry, pero están mejor posicionados que muchos medios similares.
La línea entre el periodismo y la defensa de derechos
Algunas personas consideran a los periodistas del Proyecto Multatuli como activistas. Esto se debe tanto a fuentes que esperan ayuda que va más allá de publicar una noticia como a quienes critican su trabajo. Nirmala considera que esto es una idea errónea del trabajo de su equipo.
“En Indonesia, cuando uno se centra tanto en temas marginados, la gente dice que es un luchador por la justicia social. La gente no reconoce realmente que lo que mis colegas y yo hacemos es básicamente el periodismo adecuado”, dijo.
Según un informe reciente del Pew Research Center. Aproximadamente la mitad de los estadounidenses (51%) cree que siempre está bien que los periodistas defiendan a las comunidades que cubren, y un 34% adicional lo considera aceptable en algunas ocasiones. Solo el 14% afirma que esto nunca es aceptable.
Perry afirmó que Outlier distingue entre periodismo y defensa de derechos. Su equipo no publica artículos de opinión y se esfuerza por ser transparente en su forma de abordar sus reportajes.
Un ejemplo de esto, dijo, fue un memorando que Outlier publicó cuando estalló la guerra en Gaza, describiendo cómo cubriría las historias relacionadas con este tema. La declaración explicó que la cobertura seguiría ángulos locales y aseguró a los lectores que cuestiones como el número de muertos, el contexto y el lenguaje se abordarían de manera reflexiva.
“Lo que hacemos no es activismo. Es rendición de cuentas”, dijo Perry. “Nos responsabilizamos a nosotros mismos y también a los demás”.
El papel de los grandes medios
Los periodistas con los que hablé en Indonesia, Venezuela y Estados Unidos trabajan en medios pequeños y especializados, con una misión que se centra explícitamente en las audiencias marginadas y desatendidas. ¿Qué creen que falta en los principales medios de sus países?
En Indonesia, dijo Nirmala, los medios más tradicionales tienden a publicar historias sensacionalistas sobre la pobreza, presentándolas de maneras que enfatizan la emoción o el espectáculo en lugar de cuestiones estructurales.
“Los principales medios a menudo retratan a las comunidades marginadas a través de estereotipos, ya sea como objetos de lástima, cargas sociales o estadísticas, mientras que descuidan reconocerles derechos y capacidad de acción”, dijo.
A Nirmala le gustaría que más medios incorporaran a comunidades marginadas como principales narradoras de sus propias experiencias. Pero para lograrlo, afirmó, “los medios también deben mantener su independencia, es decir, estar libres de intereses políticos y corporativos, así como de amenazas a la seguridad. Esto representa un desafío, no solo en Indonesia, sino a nivel mundial”.
En Estados Unidos, Perry observa una escasez de cobertura mediática sobre la pobreza en comparación con la proporción de la población que vive por debajo del umbral de pobreza. También reitera que las personas que realmente viven en la pobreza deberían ser el centro de la cobertura.
Es necesario un escrutinio más profundo —y una cobertura periodística más fidedigna— sobre los sistemas que fallan, así como el reconocimiento de los sistemas que funcionan. No se trata de periodismo de doble cara; se trata de un análisis profundo —afirmó—.
En otros lugares, el principal obstáculo es la libertad de prensa. En Venezuela, dijo Luján, los grandes medios hacen un esfuerzo considerable por cubrir la pobreza, sobre todo en pueblos y ciudades. Pero quienes realizan este tipo de cobertura suelen enfrentarse a amenazas. “Empiezan a recibir advertencias de cuentas anónimas que les piden que dejen de cubrir la noticia, o intentos de hackear sus correos electrónicos”, explicó.
En algunos casos, se ha encarcelado a reporteros. La periodista Nakary Mena Ramos y su esposo, el cámara Gianni González, por ejemplo, fueron arrestados en abril después de que Ramos publicara una historia sobre el aumento de la delincuencia en la ciudad de Caracas.
Este artículo fue escrito en inglés y traducido con la ayuda de Gretel Kahn.
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