¿Es viable ser periodista freelance? No para muchos reporteros con quienes hablamos. Éstos son sus problemas
¿Es el periodismo freelance un hobby o una opción profesional viable? Ésa es la pregunta que me propuse explorar mientras observaba los rápidos cambios que está atravesando actualmente el periodismo: el cierre de medios, la crisis que viven las nuevas empresas de noticias, disminución de los ingresos, el despido masivo de periodistas y la posibilidad que la inteligencia artificial empiece a sustituirlos.
Al plantear esa pregunta en mis redes, recibí una abrumadora cantidad de respuestas de periodistas freelance interesados en compartir sus experiencias. Al final, acabé recibiendo testimonios de 25 periodistas freelance de 20 países de todos los continentes. He agrupado sus preocupaciones en cuatro temas clave.
1. Las tarifas se reducen.
La periodista colombiana Nubia Rojas lleva más de 18 años trabajando como freelancer, sobre todo para medios internacionales. Como muchos de los periodistas con los que hablé, además de ser periodista, Rojas también trabaja como investigadora, consultora y comunicadora estratégica para llegar a fin de mes.
“Hace unos 10 años, noto que los medios no te quieren pagar y te quieren vender la idea de que vas a asociar tu nombre con el prestigio de una gran marca”, explica. “Muchos medios colombianos e internacionales me han dicho esto.”
Rojas afirma que las oportunidades remuneradas también se están reduciendo. Aunque es difícil hacer un seguimiento de las tarifas del periodismo freelance a lo largo del tiempo, muchos de los periodistas con los que hablé expresaron cierto descontento con las tarifas ofrecidas, sobre todo a medida que aumenta la inflación y las tarifas permanecen estancadas.
Las tarifas varían mucho de un país a otro, y algunos informan de ofertas desde 0,60 centavos de dólar por palabra hasta 600 dólares por un artículo de 1.500 palabras. Periodistas como Rojas, que llevan décadas trabajando en el sector, dicen que muchas publicaciones ofrecen las mismas tarifas que hace una década o más.
Dhruti Shah es una periodista independiente afincada en Londres con más de dos décadas de experiencia en medios locales y nacionales. Shah decidió arriesgarse a trabajar por cuenta propia hace dos años y medio para buscar otras oportunidades.
“Ahora mismo, el sector de los freelancers es un caos. Las tarifas parecen ser las mismas que hace una década. No parece que vayan a subir", dice. "Parece que la gente piensa que las palabras son baratas. No parece importar que vengas con más de 20 años de experiencia”.
Un estudio de 2024 por la Authors' Licensing and Collecting Society del Reino Unido, en colaboración con el Sindicato Nacional de Periodistas, reveló que los ingresos medios de los periodistas autónomos de ocupación principal encuestados se situaban en apenas 17.500 libras, una cifra inferior al salario mínimo. El informe, que se basó en una muestra no representativa de casi 500 periodistas, también muestra que el 40% de los encuestados aceptaron trabajos sin contrato y que el 93% nunca han recibido un pago de los acuerdos entre los editores y las plataformas digitales.
Incluso cuando las publicaciones pagan 500 libras por un artículo de 1.300 palabras, lo que se considera una buena tarifa en el Reino Unido, hay gastos adicionales que los freelancers deben tener en cuenta: impuestos, seguro de salud y a veces incluso abogados. “En primer lugar, hay que preparar la propuesta, así que se hace mucho trabajo de preparación gratis con la esperanza de recibir un encargo”, explica. “Es mucho tiempo a cambio de muy poca recompensa”.
2. En un sector en plena convulsión, ¿dónde encajan los freelancers?
Uno de los temas que surgieron durante mi conversación fue la continua devaluación del periodismo como profesión. Por ejemplo, Rojas mencionó que ha recibido muchas ofertas para trabajar a cambio de lograr firmar en ese medio o también ofertas en las que no puede negociar la tarifa porque, como ella dice, los medios pueden encontrar a otro periodista que está dispuesto a trabajar por una tarifa más baja.
“Me duele decir que el periodismo [freelance] es un hobby”, afirma. “Me gustaría que no lo fuera, porque no lo es. Es un trabajo y una profesión. Suena muy duro. Pero para muchos periodistas se está convirtiendo en un hobby, algo que hacemos sólo por amor”.
En los últimos meses, se ha hablado mucho del lento declive del periodismo: desde los modelos de negocio, ya obsoletos, hasta el papel de la IA en el ecosistema periodístico. A medida que el mercado laboral del periodismo sigue reduciéndose, los puestos de trabajo bien remunerados son más difíciles de conseguir.
Muchos de los periodistas con quienes hablé también señalaron que, en un año en el que se ha despedido a un número récord de periodistas de plantilla, el mercado de los periodistas freelance está cada vez más saturado.
Elyse Hauser, una periodista estadounidense que se está iniciando en este campo, lo explica mejor que nadie: “Como nueva periodista medioambiental freelance, ahora compito por los encargos con gente con décadas de experiencia. A medida que las publicaciones ajustan sus presupuestos, hay menos trabajos y más competencia por ellos”.
Priscila Carvalho es una periodista brasileña con más de una década de experiencia. Hace cuatro años la despidieron de un medio de comunicación reconocido del país, alegando la recesión económica. El mismo medio la contrató justo después como freelancer para cubrir el mismo tema que cubría antes.
Carvalho dice que este trato es mejor para su salud mental y sus ingresos, aunque al principio tenía sentimientos encontrados sobre trabajar para una empresa que la despidió para contratarla después.
“Si tú estás empezando tu carrera ahora, creo que tal vez es un poco más difícil, porque no tienes tanto conocimiento, no conoces tanta gente. Como yo ya tengo casi 10 años de carrera, para mí es un poco más fácil”, dice. “Hoy yo sólo puedo ser freelancer porque conozco mucha gente y estoy siempre buscando trabajos también. Pero al comienzo yo creo que es más difícil".
Shah, la periodista londinense, relata una conversación con un medio sobre un puesto de freelance más estable en el que la función implicaba asumir mucho más de lo anunciado. “Implicaba otras funciones que, en el pasado, se habrían definido como puestos independientes en sí mismos”, explica. “Se espera que una persona desempeñe varias funciones porque se han reducido mucho los recursos, y esto va a causar problemas en torno a la producción”.
Aunque Carvalho, la periodista brasileña, es una de las pocas con las que hablé que puede vivir a tiempo completo de su trabajo como freelancer y está contenta con la libertad que le ofrece este sistema, para periodistas como Rojas y Shah, que también tienen décadas de experiencia y artículos a su nombre, trabajar como freelancer a tiempo completo es un reto, por lo que tienen que complementar sus ingresos con otras ocupaciones.
“Sinceramente, creía que las cosas serían más fáciles porque mis escritos estaban muy bien valorados”, dice Shah. “Creía que había trabajado lo suficiente, que tenía suficiente experiencia como escritora, productora y periodista en general. Y sin embargo el sector es como es ahora. Las conexiones en las que yo confiaba también se están marchando, así que ¿cómo puedes utilizar el viejo modelo cuando el viejo modelo nunca se ha establecido para ti? Y estamos en un mundo en el que no hay dinero”.
3. Sacrificar tu salud mental por tu pasión.
Anne-Claire Genthialon, ex periodista freelance francesa, me contó que soñaba con ser periodista desde niña. Hizo prácticas de periodismo en la escuela secundaria, entró a una de las mejores escuelas de periodismo del país y empezó a trabajar con un contrato de corta duración en un prestigioso diario de París.
Al cabo de seis meses, el periódico le dijo a Genthialon que no podían ofrecerle un trabajo a tiempo completo y la contrataron como freelancer. Durante seis años trabajó para este periódico esperando un contrato a tiempo completo que nunca llegó. Esto es lo que ella llama “la trampa de la pasión”.
“La trampa de la pasión es esta profesión que realmente quieres y todos los sacrificios que estás dispuesto a hacer para formar parte de ella”, explica. Durante un tiempo será genial y te sentirás realizado con tu trabajo, pero al cabo de un tiempo te darás cuenta de que tu trabajo no te corresponderá el amor”.
Aunque Genthialon quería seguir en el periodismo, trabajar como freelancer se le hacía cada vez más insostenible cuando empezaba a sentar la cabeza a los 30 años. “Me di cuenta de que estaba mal pagada y de que era difícil vivir en una ciudad como París, donde no tenía ni para pagar el alquiler. Empecé a deprimirme”, explica. “El capitalismo se estaba llevando mi yo interior”.
Aunque Genthialon acabó abandonando el periodismo para dedicarse a una carrera más estable en la producción televisiva, muchas de las personas con las que hablé han aceptado trabajos adicionales para poder llegar a fin de mes.
Muchos periodistas autónomos se dedican a la comunicación, la redacción, la consultoría y la enseñanza. Otros trabajan como peluqueros, albañiles o cocineros. Una de esas personas es Justin Mason, un periodista freelance de Estados Unidos que acaba de graduarse con un máster en periodismo en una de las mejores escuelas del país.
Como expliqué en este artículo, a los recién graduados se les resulta especialmente difícil abrirse camino en el mundo laboral debido a la reducción de las oportunidades de empleo, la escasa remuneración y el aumento de las barreras de entrada.
Mason, que lleva más de dos años intentando ganarse la vida como periodista independiente, trabaja actualmente a tiempo completo como conserje en una universidad comunitaria local.
“La mayoría de las veces, después de un día entero de trabajo, es difícil encontrar el tiempo y la energía para sentarse y profundizar en una historia y presentarla a un montón de medios”, dice. “En algún momento me di cuenta de que la forma más fácil de introducirme en el sector sería dejar mi trabajo y trabajar por mi cuenta durante un tiempo”.
Al igual que Genthialon, Mason es un periodista vocacional. “Uno de los grandes obstáculos para hacer algo al respecto [de los problemas sociales] es si la gente tiene o no acceso a la información que necesita para tomar las decisiones que más le convienen”, dice. “Quería ser parte del cambio que quería ver en los medios de comunicación, así que decidí sumergirme en el periodismo”.
Sin embargo, renunciar a un trabajo a tiempo completo para zambullirse en las agitadas aguas del freelance no es una apuesta financiera que muchos puedan asumir. Incluso los periodistas autónomos que han conseguido llegar a fin de mes gracias a este trabajo afirman que su salud mental se resiente debido a muchos problemas: la inestabilidad financiera, la incertidumbre, el rechazo constante y el ajetreo interminable.
Una de esas periodistas es Nozha Khelalef, de Argelia. “He podido llegar a fin de mes, pero ha sido a costa de mi propia salud mental, a veces porque la carga de trabajo se vuelve más loca cuando hay crisis, especialmente en nuestra zona, porque trabajo para medios de comunicación del Medio Oriente”, dice.
Debido a la carga que supone trabajar como freelance, Khelalef está buscando un trabajo asalariado en una publicación. “No me considero freelancer porque no somos libres en ningún sentido”, dice. “Hacemos exactamente lo mismo que cualquiera que tenga un trabajo en plantilla, pero no tenemos las ventajas que ellos tienen. No tenemos seguro. No tenemos fines de semana. No tenemos vacaciones pagadas. No tenemos bajas pagadas cuando nos enfermamos”.
4. El periodismo freelance como servicio a la comunidad.
Muchos de los periodistas con los que hablé no pueden ganarse la vida solo con el periodismo freelance. Sarah Hannan, de Sri Lanka, ha sido periodista freelance en su país desde 2012. Sus ingresos como freelancer varían mucho en función del trabajo que consiga ese mes.
“Si deduzco lo que gano del periodismo como freelance, sólo me alcanza para pagar la factura de Internet o de la luz”, dice.
Hannan obtiene la mayor parte de sus ingresos trabajando en consultoría de relaciones públicas. Pero cuando le pregunté si consideraba su periodismo un hobby, dijo que no.
“Es más un servicio a la comunidad”, dice. “Tengo la capacidad de contar la historia de una persona que no tiene voz. Como periodista con una firma en un periódico nacional, tengo la capacidad de hablar con las autoridades y obtener respuestas. Por eso se ha convertido más en un trabajo de servicio a la comunidad que en un trabajo real”.
Ijasini Ijani, periodista freelance de Nigeria, también menciona la idea de hacer periodismo para sus comunidades.
Ijani, radiógrafo médico de profesión, empezó a hacer periodismo como freelance en 2022. Sentía que las historias que salían de su región de Borno, un estado de la zona noreste del país donde opera la organización yihadista Boko Haram, no reflejaban la realidad de su comunidad.
“La mejor tarifa que obtuve por mi trabajo como freelance fue de 215 dólares, y eso fue un megalogro”, afirma. “Me enorgullece decir que utilicé ese dinero para ayudar a construir un aula de clase en mi comunidad”.
El panorama mediático nigeriano no es tan afluente como el occidental. Por eso Ijani colabora a menudo con medios internacionales con un interés de noticias del país. Sin embargo, aunque muchos de estos trabajos le proporcionan cierta remuneración, afirma que la cobertura de algunos de estos medios no es muy buena y que trabajar como fixer a menudo le hace sentirse “explotado”.
“Yo soy el que va y hace la entrevista, la grabación y también a veces incluso los vídeos de las redes sociales porque estas zonas son de difícil acceso y no pueden acceder a ellas”, dice. “Acabo viendo esos reportajes y no me dan crédito por ello. Me dieron entre 20 y 30 dólares por varias semanas de mi vida yendo a esos lugares”.
A Ijani le gustaría que estos medios internacionales inviertan en formación y den oportunidades a los freelancers de países como Nigeria, en lugar de limitarse a depender de ellos para sus reportajes.
“Una cosa que los medios internacionales pueden hacer para ayudarnos no es tanto darnos más dinero como proporcionarnos capacidad, recursos y formación”, dice. “Me encantaría ser freelancer el resto de mi vida. Pero, ¿cómo voy a tener la oportunidad de presentar una historia?”.
Hannan, la periodista de Sri Lanka que trabaja sobre todo para medios locales, dice que las redacciones no proporcionan fondos ni recursos suficientes para ir al terreno y hacer trabajo, por lo que ha tenido que trabajar como fixer para medios extranjeros sólo para tener la oportunidad de hacer más trabajo.
También afirma que las subvenciones internacionales sólo ofrecen una visión limitada de los problemas de Sri Lanka. “En el caso de Sri Lanka, hay varios programas de subvenciones a los que se puede optar, pero la mayoría son para reportajes sobre el medio ambiente o la reconciliación”, explica. “En mi país hay problemas más profundos, como la lucha constante a la que se enfrenta la gente en medio de una economía inestable. Hay muchos otros segmentos de la población que necesitan tener voz”
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