Las protestas frenaron un gran proyecto minero en Panamá. ¿Por qué la cobertura fue tan escasa?
Cobre Panamá es una de las mayores minas de cobre a cielo abierto de Centroamérica y es propiedad de la empresa minera canadiense First Quantum Minerals (FQM) a través de su filial Minera Panamá. En octubre de 2023, a sólo seis meses antes de unas elecciones cruciales, el Gobierno panameño renovó la concesión de la empresa por otros 20 años. El nuevo contrato habría proporcionado al país al menos 375 millones de dólares, pero hubo una rápida reacción negativa de la población.
Los panameños se echaron a la calle durante más de un mes en unas protestas que movilizaron a una parte importante de la población, desde activistas medioambientales a maestros, jóvenes e incluso clase media, que no se suele meter en política. Las razones eran tan diversas como la coalición que protestaba: preocupación por los daños medioambientales y el clientelismo político, y la clásica lucha anticolonial contra una empresa transnacional. Los cánticos iban desde "El oro de Panamá es verde" a "Esta patria no se vende, esta patria se defiende".
El resultado fue que la Corte Suprema de Justicia anuló el contrato y cerró la mina, y la empresa canadiense espera que el nuevo Gobierno del país reconsidere la decisión después de las elecciones de mayo.
Como panameña, tenía curiosidad por ver cómo se cubrían estos acontecimientos en los medios internacionales. Como había vivido en Canadá durante muchos años, me interesaba la conversación allí, ya que FQM es una empresa canadiense y la minería canadiense en el extranjero es una de las industrias más lucrativas para el país. América Latina y el Caribe representaran la mitad de los activos mineros canadienses en el extranjero, con un valor de 105.600 millones de dólares canadienses en 2022.
Mientras medios internacionales de noticias como Deutsche Welle y France24 cubrían las protestas colaborando con freelancers en el país, la cobertura en Canadá fue escasa. CBC, la cadena pública del país, cubrió la noticia sólo en un puñado de ocasiones, sin enviar reporteros al país. CTV, la principal cadena de televisión del país, envió un reportero a Panamá, pero gran parte de su información en línea se basó en teletipos de Reuters y Associated Press. Global News, el tercer medio de noticias más consumido del país según nuestro Digital News Report, sólo publicó un artículo de Reuters sobre el tema.
Esto me animó a explorar la responsabilidad de los medios internacionales a la hora de cubrir el impacto de las empresas de su país en el extranjero, especialmente en el Sur Global. Cuando hablé con los periodistas sobre este tema, también se cuestionó la responsabilidad de los medios locales tradicionales. Este artículo se basa en cuatro entrevistas con cinco periodistas de Panamá y Canadá, y aborda el conflicto entre el periodismo y los intereses de las empresas, y cómo puede mejorarse la cobertura.
Entre las relaciones públicas y el periodismo
En los últimos meses de 2023, la cobertura del contrato y de las protestas dominó los titulares y los informativos de Panamá. Pero muchos panameños criticaron la cobertura local, acusando a los medios locales de estar comprados por la empresa minera.
Praxis es un medio digital independiente panameño que ha estado cubriendo Minera Panamá desde su fundación en 2017. Sus fundadores Luisa Elena Nuccio y Gary Martin me contaron que la empresa tiene una estrategia de comunicación muy fuerte, que incluye el patrocinio de medios y el pago de viajes para que los periodistas visiten la mina.
“A nosotros también nos contactaron desde 2017, nos invitaron a ir a la mina en helicóptero y nosotros nunca aceptamos. Siempre estábamos dispuestos a conversar, pero no queríamos aceptar invitaciones”, explica Martin. “La razón era que entendíamos lo que estaba ocurriendo y que aceptar dinero de una empresa tan grande ponía en riesgo nuestra confianza editorial y nuestra libertad para informar de un tema así”, dice Nuccio.
El periodista independiente Oscar Sulbarán, que ha trabajado en Panamá para medios internacionales como France24 y Voice of America, aceptó la invitación. "En 2022, fui parte de un grupo de personas que incluso llegó a visitar la mina por invitación de la minera para sobrevolar el sitio y ver cómo eran las condiciones", dijo. Explica que llevó su cámara y equipo de grabación, pero al final no le permitieron entrevistar a la gente ni grabar libremente ni hacer ningún tipo de reportaje.
"Fue una experiencia estar en el lugar", dice, "pero como periodista, no significó nada. De hecho, no publiqué nada porque terminó siendo una visita corporativa más que otra cosa".
Nos pusimos en contacto con la empresa para que diera su versión, pero no respondieron.
Lo que dicen los medios locales
La periodista independiente panameña Mary Triny Zea, que ha trabajado tanto para medios internacionales como locales, ha cubierto la minería desde el principio de su carrera. Al igual que Sulbarán, cubrió las protestas para Bloomberg En Línea.
Zea dice que vio muchas críticas en las redes sociales por parte de ambos bandos sobre la cobertura local. "Se echaba en falta un análisis de contexto, más allá del número de puestos de trabajo, cuánto afecta a nuestro PIB, qué aporta la empresa", explica. "[Se echaba en falta reportajes que incluyeran] todas las piezas del puzzle, un análisis profundo de lo que estaba pasando, lo que iba a pasar y las consecuencias de esta decisión, a nivel económico y medioambiental".
Armado con un micrófono que lucía el logotipo de France24, Sulbarán dice que la gente sobre el terreno le dijo que eran los medios internacionales los que cubrían lo que realmente estaba ocurriendo, y que la información local rara vez profundizaba sobre el impacto económico y medioambiental de la mina.
“[Algunos manifestantes] veían a colegas de medios locales y se acercaban a gritarles, a decirles que eran unos vendidos, que estaban al servicio del Gobierno y de la minera y que no estaban informando lo suficiente,” dice. Los sindicatos de periodistas y la CIDH denunciaron la hostilidad verbal hacia los periodistas y las agresiones físicas que sufrieron, ya que muchos resultaron heridos tanto por manifestantes como por la policía.
Aunque la violencia contra los periodistas nunca está justificada, algunos panameños piensan que los medios locales les están fallando y muchos se dirigieron hacia la cobertura internacional como ejemplo de cómo deberían ser las cosas.
Los periodistas de Praxis, el medio digital independiente, señalan que el Gobierno no facilitó la labor informativa, ya que se cerró la comunicación con los medios. Nuccio explica que forman parte de canales de WhatsApp gestionados por el Gobierno, donde reciben comunicados oficiales, pero no pueden hacer preguntas ni replicar. Según Nuccio, de Praxis, esto a menudo da lugar a noticias que se limitan a reproducir las declaraciones oficiales.
En Panamá, las líneas que separan los medios de la política y los negocios son a menudo difusas, y cada sector se contagia al otro. El año pasado, el Gobierno gastó más de un millón de dólares en sólo tres meses para pagar a periodistas y comentaristas de radio para que "promovieran" proyectos y programas del actual Gobierno.
La administración del presidente Laurentino Cortizo defendió la medida como una subvención pública. El diputado del partido y vicepresidente de la Comisión de Presupuestos, Raúl Pineda, declaró: "Por años se han gastado millones de dólares en TVN y en Medcom [que emiten los dos noticiarios más populares del país]. Hoy se le da una cuña a los periodistas que están golpeados económicamente. La radio casi estaba muerta después de la pandemia”.
El Gobierno es uno de los grandes anunciantes de varios medios impresos y audiovisuales, y también ha pagado campañas publicitarias para promover el contrato minero. Como es habitual en otros países, la adinerada clase empresarial y política suele invertir en la adquisición de medios. Un caso tristemente célebre es el del ex-presidente y actual candidato presidencial Ricardo Martinelli, condenado por blanqueo de dinero por adquirir un grupo editorial periodístico con fondos públicos. Martinelli se encuentra hoy refugiado en la embajada de Nicaragua donde ha pedido asilo político por estos cargos.
Aunque esta intersección de política, medios y negocios no es exclusiva de Panamá, el pequeño tamaño del país y la cantidad de riqueza concentrada en pocas manos hacen que este asunto sea aún más problemático.
“Panamá es un país pequeño y por eso hay pocos jugadores,” dice Nuccio. “Antes de la Minera Panamá estaba Odebrecht. Tú ibas a los eventos y Odebrecht era el que estaba ahí, era la bandera, ellos eran los que aportan, donaban”.
Odebrecht, la mayor empresa de ingeniería y contratación de América Latina, se vio envuelta en un escándalo en toda la región después de que en 2014 se descubriera que la empresa pagó más de 780 millones de dólares en sobornos a funcionarios gubernamentales, y a representantes y partidos políticos en países de toda América Latina y el Caribe, incluyendo Panamá.
“Desde los jueguitos de fútbol hasta las obras de teatro, todo era patrocinado por Odebrecht. Y eventualmente Odebrecht cae y llega First Quantum a Panamá,” añade Martin.
Cómo lo cubrieron los medios canadienses
Mientras medios internacionales como France24, Bloomberg En Línea y Deutsche Welle, entre otros, cubrían en profundidad lo que ocurría en Panamá, en el país de origen de la empresa minera sólo se oían susurros.
First Quantum Minerals, la empresa que explota la mina, es una compañía con sede en Canadá a pesar de no tener ni una sola explotación minera en ese país. Cotiza en la Bolsa de Toronto y sus oficinas principales se encuentran en Canadá. Mary Ng, ministra de Comercio de Canadá, llegó a decir recientemente que "First Quantum Minerals es una empresa canadiense realmente importante". A pesar de ello, la cobertura de FQM en su país de origen ha sido más bien escasa.
El periodista independiente canadiense Christopher Pollon lleva más de una década informando sobre medio ambiente e industrias extractivas. Dice que la cobertura de la minería en Canadá siempre ha estado presente en la sección de negocios de los medios de comunicación, pero no de la manera que cabría esperar.
"No se trata tanto de indagar en profundidad qué está haciendo esta empresa o si ha hecho algo mal", dice Pollon. "El enfoque es, con bastante frecuencia, sólo en cómo los acontecimientos en el extranjero que afectan a las empresas mineras podrían afectar al precio de sus acciones, lo cual es decepcionante".
Por ejemplo, el reportero de minería de The Globe and Mail, el reportero de minería canadiense de Reuters y el reportero de metales de América del Norte de Bloomberg – todos basados en Canadá – se centran casi exclusivamente en la minería en el contexto de los mercados, y eso cuando los medios de comunicación tienen reporteros dedicados a ese tema.
Pollon afirma que se ha inclinado en su carrera por la minería simplemente porque no había nadie que se dedicara a ella. Si la cobertura en Canadá no es mejor, dice, es en parte porque no está en el radar público, sobre todo cuando se trata de empresas canadienses en el extranjero.
"Hay una gran desconexión entre la minería y la gente corriente", explica. "La minería es omnipresente, ¿verdad? No podemos vivir sin ella. Pero la gente no tiene una relación directa con la minería. Así que en Canadá la minería, y especialmente lo que hacen las empresas canadienses en el extranjero, es invisible para la mayoría de la gente".
Gary Martin, de Praxis, cree que los periodistas canadienses deberían prestar mucha más atención a este asunto. "Yo creo que es super-relevante para el país y la ciudadanía estar anuente de lo que empresas de su país están haciendo", dice.
Hay muchas razones que pueden explicar la falta de interés de los medios canadienses. Por ejemplo, varios medios han sufrido grandes recortes de plantilla. Como señala Martin, el bloqueo de las noticias en redes sociales como Facebook suma a los retos a los que se enfrentan los periodistas. Las corresponsalías en el extranjero son cada vez más escasas y las oficinas en el extranjero que sobreviven se encuentran en su mayoría en otros países del Norte Global.
Y sin embargo, si la función del periodismo es fiscalizaar al poder, ¿se limita esa función a lo que queda dentro de las fronteras canadienses? El profesor canadiense Daviken Studnicki-Gizbert, que enseña historia latinoamericana y medioambiental en la Universidad McGill, escribió recientemente: "¿Qué dice Canadá?... ¿Apoyamos esto o nos ponemos del lado del pueblo de Panamá? Sería útil que nuestros medios nacionales prestaran alguna atención seria al caso. Entonces podríamos empezar a decidirnos sobre el tema".
Aunque los panameños han logrado detener las operaciones, la periodista Luisa Nuccio, de Praxis, afirma que una mayor cobertura internacional podría haber mejorado también la cobertura local. “Yo nunca voy a ser esa persona que dice que alguien tiene que venir de afuera a salvarnos,” dice. “Pero si hubiéramos tenido una gran cobertura del evento, yo siento que capaz muchos periodistas [locales] se hubiesen cómo despertado.”
La periodista Zea afirma que lo que faltaba, tanto a nivel local como internacional, era centrar la atención en las voces a las que más afectan estos proyectos.
“Cuando hay estos macroproyectos extractivos en el mundo, más allá de lo que dicen las empresas de sus comunicados, o cuánto sube la acción, cuánto baja, y cuántos son los empleos, la presión al PIB, es la comunidad, la gente que está alrededor del proyecto que va a sufrir el impacto, sea de forma positiva o negativa, y hay historias que merece la pena escuchar”, dice.
Cómo cubrir la minería
Pollon, que ha escrito a menudo sobre los efectos no comerciales de la minería para los medios canadienses, dice que la mayoría de las audiencias sólo presta atención cuando se produce un acontecimiento destructivo. El tema de la minería en general es difícil, simplemente porque las empresas mineras no quieren hablar contigo.
A pesar de ello, Pollon es optimista y cree que en el futuro se cubrirán más ampliamente y con más cuidado los temas mineros. Con el mundo en la cúspide de una transición energética que se aleja de los combustibles fósiles, cree que más gente tendrá que contar con lo que significa la minería.
Con unas elecciones a la vuelta de la esquina en Panamá, el tema de la minería desempeñará sin duda un papel importante en la campaña. A finales de noviembre de 2023, el Gobierno anunció que cerraría la mina después de que el Tribunal Supremo de Panamá declarara inconstitucional el acuerdo entre el gobierno y FQM.
Todos los periodistas con los que hablé dijeron que la futura cobertura de acontecimientos como éste tendrá que poner en contexto el poder que este tipo de grandes corporaciones tienen en un país tan pequeño.
Sulbarán dice que informar sobre la minería requiere que los periodistas contextualicen los hechos en lugar de centrarse en una cobertura superficial.
Zea cree que será importante que los medios locales e internacionales vayan más allá de las cifras y examinen el impacto de estos proyectos en las comunidades. “Para las empresas multinacionales, Panamá apenas es una de sus inversiones. Entonces, si tú cuentas la historia de otra manera y le das visibilidad, pones en contexto otras realidades que pasan desapercibidas o invisibles”, dice.
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