Los medios, como institución, son esenciales para gran parte de la política y de la vida pública. Este rol suele ir acompañado de críticas: los periodistas no siempre aciertan al contar la historia, y a veces omiten voces y puntos de vista relevantes. En casos así, las críticas pueden ser justas y ayudan a corregir errores y mejorar la cobertura. Dada la influencia que tienen muchos medios, las críticas también pueden servir para que los ciudadanos hagan que el poder rinda cuentas. Por otro lado, las críticas también pueden ser injustas y hostiles, y derivar hacia una retórica peligrosa destinada a socavar la libertad de prensa. Esta retórica hostil a menudo afecta de manera desproporcionada a las mujeres y a reporteros de grupos minoritarios y contextos desfavorecidos. Y resulta especialmente preocupante cuando estas críticas las alientan políticos poderosos con campañas organizadas que pretenden silenciar a periodistas o a los medios independientes.
Las variadas formas de crítica son parte fundamental de la vida pública, y suelen ser particularmente visibles en las redes sociales. En nuestra encuesta, preguntamos con qué frecuencia la gente está expuesta a críticas dirigidas a los medios, y en este capítulo examinamos diferencias sobre quiénes ven las críticas y entre los mercados. Además, analizamos las fuentes de las críticas a las que la gente dice estar expuesta y en qué plataformas las encuentran.
Para empezar, también es importante enfatizar que nuestros resultados se apoyan en datos de encuestas, que son útiles para los fines utilizados aquí, pero (a) dependen de las propias definiciones de los consultados sobre qué constituye una crítica, (b) no pueden captar qué medios o periodistas específicos han sido objeto de críticas, (c) no proporcionan una base para distinguir críticas justas e injustas, o directamente peligrosas, y (d) no nos dicen qué efectos puede tener la exposición a las críticas (sean justas o injustas) en las opiniones o las actitudes de la gente.
Exposición a las críticas hacia los medios
La consulta que formulamos a cada persona es con qué frecuencia ve u oye críticas a periodistas o a medios en su lugar de residencia.1 En el promedio de todos los mercados, la mitad (53%) dice estar “muy” o “bastante a menudo” expuesta a las críticas hacia los medios.
No obstante, resulta relevante señalar desde el principio que existe una gran variación en la exposición declarada en los distintos lugares. En el extremo superior se hallan muchos países latinoamericanos y del sur y el este de Europa: hasta dos tercios afirman estar “muy” o “bastante a menudo” expuestos a las críticas hacia los medios. El pico es Perú, con un 71%. En el extremo inferior se encuentran mercados como Singapur, Dinamarca, Alemania y Suiza, donde sólo un tercio dice ver regularmente este tipo de críticas. El país con un porcentaje menor es Japón, con apenas 22%. En todos lados, los usuarios más partidistas son más propensos a declarar que ven “muy a menudo” críticas dirigidas a los medios.
En nuestro resumen ejecutivo se plantea la relación entre los mayores niveles de exposición a las críticas y los mayores niveles de desconfianza en los medios. En lugares de Europa del Este, como Bulgaria, Eslovaquia y Hungría, este vínculo es especialmente fuerte. Se trata de países que han sido testigos de continuas presiones y ataques a reporteros por parte de políticos (Eslovaquia), de la captura estatal de los principales medios y el vilipendio a organizaciones periodísticas independientes (Hungría) y de luchas ideológicas entre medios con distintas visiones nacionales (Bulgaria). De todos modos, en muchos casos se complica marcar en qué dirección va esta relación confianza-crítica: puede ser que una mayor exposición a las críticas influya en las opiniones de la gente y la lleve a confiar menos en los medios. Al mismo tiempo, quienes desconfían de las noticias pueden notar o buscar más críticas, precisamente debido a su baja confianza.
Fuentes de las críticas a los medios: el rol de los políticos y otros personajes públicos
En el conjunto de todos los mercados, quienes declaran algún nivel de exposición a las críticas citan como fuentes principales a políticos y activistas políticos: un 42% afirma haber visto u oído críticas de esos actores en el último año. Siguen de cerca las críticas de “gente corriente que uno no conoce” (40%) y amigos o familiares (38%). La fuente de críticas menos mencionada es la que proviene de otras organizaciones periodísticas (27%). Si bien muchos medios partidistas y alternativos a menudo emiten críticas, se trata de marcas que suelen ser consumidas por porciones más reducidas del público.
Proporción de gente que ha visto críticas a periodistas o a medios de cada fuente
Todos los mercados
-
De políticos o activistas
42%
58% en EEUU, pero sólo 28% en Noruega y 19% en Singapur.
-
De gente corriente que no conocen
40%
53% en Perú y en Colombia
-
De colegas, familiares o amigos
38%
48% en Chile, pero sólo 16% in Japón.
-
De famosos o 'influencers'
33%
47% en Reino Unido, 43% en EEUU.
-
De otros periodistas
27%
40% en EEUU, pero sólo 15% en Finlandia.
Q2_Criticism_2023. Which of the following, if any, have you seen or heard criticising journalists or the news media in your country in the last year? Please select all that apply. Q1_Criticism_2023. How often, if at all, do you see or hear people criticising journalists or the news media in
Por supuesto, se registran grandes diferencias entre los mercados. Los más expuestos a las críticas de políticos o activistas políticos son países como Estados Unidos (58%), Turquía (53%) y Hungría (53%). En el polarizado contexto estadounidense, la exposición a las críticas por parte de políticos es elevada entre la gente de izquierdas y también de derechas (64% y 68%, respectivamente, frente a 55% de los centristas). En los últimos tiempos, políticos demócratas han criticado con aspereza a Fox News,2 , mientras que los republicanos llevan mucho tiempo criticando a los que denominan “medios liberales”. Entretanto, el presidente turco Recep Tayyip Erdoğan y el primer ministro húngaro Viktor Orbán continúan con sus extensas campañas contra el periodismo independiente. La exposición a las críticas de los políticos es menor en lugares como Noruega (28%), Países Bajos (31%) y Dinamarca (35%).
En todas partes, quienes dicen estar más expuestos a las críticas de los políticos tienen más edad (46% de los mayores de 45 años, frente al 37% de los menores de 45) y más interés en la política (55% de quienes están extremadamente o muy interesados en la política, frente al 29% de quienes no están interesados). También son levemente más partidistas (el 45% de la gente de izquierdas y el 48% de los de derechas, frente al 43% de los centristas).
Los políticos y los activistas políticos son la fuente más mencionada de críticas a los medios en un tercio de los mercados relevados (16 de 46), y la exposición a las frases de los políticos es considerablemente más preponderante en Europa del Este y en países como Kenia, Turquía, Hungría y Estados Unidos. Esto nos recuerda que las críticas más prominentes y consistentes hacia el periodismo suelen provenir de quienes ejercen el poder político: a veces, de quienes tienen un interés personal contra la prensa libre. En ocasiones, las críticas llegan a ser virulentas y avivan la bronca de los seguidores de estos líderes. Teniendo en cuenta lo que sabemos, gracias a décadas de investigación, sobre las señales que dan las élites y su influencia en las opiniones de la gente (por ejemplo: Fawzi, 2019), también es probable que se trate de una de las críticas más relevantes para socavar la confianza en las noticias o animar al público a volverse contra los medios.
En el Reino Unido, por su parte, son los famosos, los cómicos y las personalidades de las redes sociales quienes aparecen como principales fuentes: así lo indica el 47% de la gente expuesta a las críticas hacia los medios. Luego siguen los políticos con un 41% y familiares o amigos con un 40%. En nuestra encuesta, el Reino Unido registra la cifra más elevada de menciones a famosos como fuentes de críticas a los medios. Se destacan el actor Hugh Grant (que ha encabezado la campaña Hacked Off, para llamar la atención sobre la responsabilidad de la prensa y la protección de la gente contra prácticas periodísticas perjudiciales y antiéticas), y el príncipe Harry (que ha atacado el tratamiento mediático que recibió junto con su pareja Meghan Markle).
Estados Unidos ocupa el cuarto puesto en exposición a las críticas de celebridades, con un 43%, y el tercero en cuanto a las críticas de otros medios, con un 40%, probablemente debido a la relación cada vez más antagónica entre organizaciones periodísticas políticamente polarizadas.
En todos los mercados, la exposición a las críticas de los famosos es levemente superior entre los más jóvenes (36% de los menores de 45 años y 31% de los mayores de 45), probablemente debido a que utilizan más las redes sociales y a la mayor atención que en general prestan a las celebridades en relación con las noticias y la información.
El papel de las redes y del público en la difusión de las críticas a los medios
Pasando de las fuentes de las críticas a las plataformas donde se expresan, también preguntamos en 12 mercados3 dónde se ven o se escuchan principalmente tales críticas a periodistas o medios. Encabezan las redes sociales, con diferencia: las menciona un 49%. Después siguen las conversaciones con conocidos (36%) y los propios medios (35%). La mayoría ha visto las críticas en dos o más plataformas, y una cuarta parte (25%) dice que sólo las ha visto en las redes sociales.
Estas cifras quizá no sean sorprendentes, dado que en las redes hay muchas más oportunidades de ver críticas a los medios desde todo tipo de fuentes. Los jóvenes son más propensos a señalar que han visto críticas en las redes sociales, mientras que los grupos de edad mayores mencionan sobre todo a los medios.
La exposición a las críticas que expresan amigos o familiares y el público en general es particularmente alta en países latinoamericanos como Chile, donde ciertas acciones del periodismo han suscitado duras críticas en las redes sociales (48% señala a familiares y amigos y 50% al público en general). En Colombia existe un panorama similar (47% familiares y amigos y 53% público en general); además, el presidente Gustavo Petro ha arremetido contra la prensa en Twitter, lo que genera preocupación dado que algunos pueden interpretar sus mensajes como una autorización para agredir reporteros. En Perú, que está marcado por la agitación política reciente, también es elevada la crítica del público general a los medios (53%) y crece la inquietud por las amenazas y otros ataques a periodistas. Lo que ocurre en estos países nos recuerda cómo la gente puede actuar en función de las señales que reciben de determinados dirigentes políticos, y amplificar en las redes sociales sus enérgicas críticas a la prensa. También está claro que las críticas a veces adoptan la forma de campañas orquestadas por actores políticos recurriendo a influencers y empresas de relaciones públicas (por ejemplo: Ong y Cabañes, 2019).
Hallar el límite entre las críticas justas e injustas
Como muestra este capítulo, las críticas a los medios son generalizadas y proceden de diversas fuentes: en algunos países, se destacan los políticos (Estados Unidos, Turquía o Hungría) y en otros provienen más a menudo de otras figuras públicas (Reino Unido) o de la gente corriente (Chile, Colombia o Perú). Las fuentes y los impulsores de las críticas varían de un mercado a otro.
Es importante reiterar que no todas las críticas son malas, y que haya una gran cantidad de críticas no significa necesariamente que los periodistas hagan un mal trabajo. Son gajes del oficio de los medios, que como entidades a menudo poderosas también reparten sus críticas (a políticos, empresarios, celebridades, etcétera). Además, algunas críticas son justas. Al mismo tiempo, hay casos de muchas críticas impulsadas sistemáticamente por actores poderosos que intentan erosionar a los medios independientes, y otras difundidas por redes de partidarios muy motivados cuyos ataques persiguen fines políticos.
En el Reino Unido existe desde hace tiempo una sólida protección para la prensa, que permite a los periodistas criticar ferozmente a los personajes públicos, y a menudo las críticas a los medios se tornan necesarias: pueden hacer que la prensa sea más responsable ante el público al que dice servir y, de paso, también pueden mejorar al periodismo. Las frecuentes burlas por parte de políticos, famosos y miembros de la audiencia (que pueden considerarse justas o injustas, según el punto de vista) forman parte del debate público. Cuando se demuestra que los medios han causado daños (como en el escándalo de las escuchas telefónicas en el Reino Unido), la crítica es importante para impulsar reformas, tal como puede ser necesaria para reconocer cómo se han abordado cuestiones como el clima, el género, la raza y la sexualidad.
De todos modos, en mercados donde el periodismo no cuenta con una protección tan sólida o donde la libertad de prensa se halla en declive, las críticas pueden adoptar un carácter diferente. A raíz de la retórica contra los medios de políticos populistas y líderes de línea dura, las campañas coordinadas de agresiones pueden verse sobrealimentadas por partidarios en las redes sociales, y así resultan peligrosas y perjudiciales para quienes las reciben. La forma de crítica a menudo injusta y virulenta que se deriva de ello, y que pretende acallar voces independientes, puede abrumar a los reporteros y a veces desemboca en violencia real hacia ellos. En estas circunstancias, las críticas se transforman en algo totalmente diferente y más peligroso para el periodismo independiente.
Notas al pie
2 Estos 12 mercados fueron: Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Bélgica, Países Bajos, Eslovaquia, Croacia, Japón, Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong y Singapur.