Este año, las elecciones presidenciales y legislativas han dominado la cobertura periodística, en medio de la preocupación generalizada por la desinformación. El elevado uso de redes sociales y de teléfonos inteligentes en Colombia hace que más actores grandes inviertan en el ámbito digital, incluido El Tiempo, que es el periódico más leído.

Históricamente, la propiedad de los medios en Colombia se ha concentrado en un puñado de grupos privados vinculados a las élites económicas y políticas. Tradicionalmente, los colombianos han recurrido a la televisión como su principal fuente de información, pero incluso las principales opciones en abierto, como Noticias Caracol (del grupo privado Valorem) y Noticias RCN (de la Organización Ardila Lülle y los especialistas en telenovelas RCN), han perdido audiencia tras los picos de la pandemia.

Los medios alternativos están en crecimiento y uno de ellos, Noticias Uno, debuta en nuestro informe en la tercera posición. Se trata de un programa nocturno de investigación que se dio a conocer en el Canal 1 (público): fue crítico con el gobierno anterior y con el actual, aunque luego perdió su espacio y se salvó gracias a una campaña de financiación colectiva que recaudó suficiente dinero para sostenerse online. Ahora se emite en un canal de cable de pago y prospera, en parte gracias al apetito de los consumidores por una cobertura independiente y más crítica.

Al sector de la prensa escrita le empezó a ir ligeramente mejor a medida que la pandemia redujo su intensidad. Han reanudado su actividad impresa aquellas publicaciones que se habían volcado al PDF o exclusivamente a la operación digital, como ADN, Publimetro y La Opinión. Las amenazas actuales son la devaluación y el encarecimiento del papel debido a la escasa oferta de proveedores.

La revista Cambio, que en los 90 perteneció al Premio Nobel Gabriel García Márquez, tuvo un relanzamiento online. Esto parece formar parte de una iniciativa para contrarrestar a la influyente revista Semana, que giró hacia la derecha tras ser adquirida por un grupo que lidera el banquero multimillonario Jaime Gilinski.

En Colombia hay dos periódicos de tirada nacional, El Tiempo y El Espectador: ambos ahora tienen muro de pago online e intentan luchar contra el prolongado declive de la prensa escrita, innovando con estrategias editoriales para atraer suscriptores digitales.

Los reportes indican que El Tiempo superó las 100.000 suscripciones exclusivamente digitales: esta cifra le otorga el tercer puesto en Suramérica, según estimaciones del sector. Ha ganado suscriptores ofreciendo descuentos empresariales y asociándose con Meta y el Times of India para utilizar inteligencia artificial buscando predecir qué artículos generarán más conversiones. El Espectador confía en mejorar su panorama volviendo a los valores periodísticos fundamentales, invirtiendo en la innovación de productos, atrayendo a las audiencias desatendidas y recomendando automáticamente contenidos relevantes para sus usuarios. 

En Colombia han surgido varios nativos digitales relevantes, como Las2Orillas y Pulzo, que plantean desafíos a los medios convencionales. La clave de sus propuestas es incorporar a los usuarios a sus procesos editoriales. Pulzo, un agregador de información, invita a los creadores de contenidos digitales y a los influencers a publicar en su plataforma y compartir los ingresos. Las2Orillas reforzó su convocatoria a los ciudadanos para que envíen opiniones y noticias locales.

Las elecciones presidenciales se celebraron en mayo (y en junio), después de las masivas protestas de 2019-21 que situaron a la izquierda cerca de la presidencia por primera vez en la historia del país. Los medios reflejan estos cambios en la sociedad y se vuelven más polarizados, mientras nuestros datos ponen de manifiesto la creciente cantidad de gente que se desvincula de las noticias: el 74% de los encuestados dice que a menudo, a veces u ocasionalmente tratan de evitar las noticias. Es uno de los niveles más altos de nuestro informe.

En las redes sociales, los memes se han convertido en una habitual forma de expresión política que recurre a la sátira y a la cultura popular para socavar la credibilidad de los candidatos y los partidos políticos. De cualquier modo, la desinformación online y mediante redes sociales y aplicaciones de mensajería sigue siendo un problema: más de seis de cada diez personas (61%) se manifiestan preocupadas a la hora de distinguir entre lo que es real y lo que es falso en internet. Otro tema reiterado en las noticias ha sido la presunta injerencia de gobiernos extranjeros, como Rusia y Venezuela, en el proceso electoral.

Los reporteros colombianos se han enfrentado durante mucho tiempo a la intimidación de diversos orígenes, incluidos los grupos rebeldes en los años de conflicto. Los paramilitares transformados en narcotraficantes atacan directamente a los periodistas. En su índice mundial de libertad de prensa, Reporteros Sin Fronteras sitúa al país en el punto más bajo de la última década, pese al acuerdo de paz firmado en 2017 que puso fin al enfrentamiento con la guerrilla de las FARC.

Y si bien la vida de los reporteros es difícil, el elevado consumo de contenidos en distintas plataformas digitales y sociales ha permitido que desarrollen su base de seguidores. Según nuestros datos, los colombianos se ubican terceros entre los más afines a prestar atención a determinados periodistas por encima de los medios, lo que plantea la cuestión de si una mayor conexión con los medios o los reporteros llevará a una mayor estabilidad financiera.

Víctor García-Perdomo
Associate Professor–Director of the Research Center for Digital Technology & Society, Universidad de La Sabana

Medios cambiantes

El uso de teléfonos móviles es muy alto y los colombianos de nuestra muestra (más urbana) obtienen sus noticias mayoritariamente online (86%, incluyendo las redes sociales). Luego siguen la televisión (55%) y la prensa escrita (28%). TikTok experimentó un aumento singular, como parte de una tendencia más amplia entre los jóvenes de toda Suramérica.

La confianza general en las noticias ha descendido tres puntos porcentuales desde el 40% registrado en el informe anterior. Además, la confianza en las noticias que cada persona consume ha bajado 6 puntos porcentuales (del 45% al 39%), un dato muy probablemente relacionado con la creciente polarización de los medios por las elecciones presidenciales y legislativas. Otro factor que este año parece afectar la confianza es la percepción de que los medios sufren una indebida influencia política y económica.