Las conversaciones sobre la financiación de los medios privados se enfocan cada vez más en la sostenibilidad del sector a largo plazo. Cada vez más los ingresos publicitarios se van hacia Google, Facebook y otras grandes plataformas digitales, lo cual ha provocado una disrupción aún mayor en un negocio ya desafiado por la transición digital. Y si bien algunos medios aún generan ingresos publicitarios significativos tanto online como offline, la porción de publicidad que queda para los medios está en declive. Una parte de las audiencias está dispuesta a pagar suscripciones a ciertos medios, algunos de los cuales marchan muy bien en términos de ingresos procedentes de sus lectores. Pero la mayoría de la gente no muestra voluntad de pagar, dada la abundante información gratuita de proveedores privados y en algunos casos de medios públicos o sin ánimo de lucro. Los medios privados también exploran otras fuentes de ingresos (comercio electrónico, eventos, servicios, etcétera) pero para muchos las perspectivas del negocio siguen siendo difíciles, incluso precarias.
Ante lo que para muchos parece un caso clásico de fracaso del mercado en un sector que puede (al menos en los mejores casos) aportar beneficios sociales probados, la intervención gubernamental es una opción. De hecho, algunos mercados llevan décadas con acuerdos de este tipo: por ejemplo, con servicios públicos de radiodifusión o con subsidios considerables directos e indirectos para periódicos. Otros analizan formas alternativas de utilizar la política para garantizar a los medios privados unos ingresos adicionales provenientes de las grandes plataformas como Google y Facebook, ya sea mediante reglas de competencia (Australia), reforma de los derechos de autor (Unión Europea) o potencialmente destinando al periodismo parte de la recaudación que generen nuevos impuestos sobre los servicios digitales.
La opinión pública es uno de los factores que marcará el apetito de intervención de los gobiernos y sus prioridades. Pero, ¿qué opina el público sobre el financiamiento de los medios privados?
En este capítulo, presentamos datos sobre cuán preocupada está la gente por la situación financiera de los medios privados: si piensa que ganan más o menos dinero que en el pasado y si los gobiernos deben intervenir para ayudar a las empresas en dificultades.1
El primer punto, y acaso el más importante, es que la financiación de los medios privados no es una cuestión especialmente destacada para mucha gente. Esto significa que frente a la pregunta hay una minoría sustancial que responde “no sé”. Se trata de un recordatorio útil de que la financiación de los medios no es algo que preocupe demasiado a la gente, aunque sin duda es un asunto importante para la sociedad, y quienes se relacionan con el sector periodístico suelen mostrarse muy apasionados al respecto. Por supuesto, este panorama tiene consecuencias sobre la cantidad de apoyo público que pueden recoger las propuestas y las reformas, y tal vez influya en la prioridad que los políticos asignen a este tema.
La relevancia relativamente baja se pone de manifiesto en lo que parece ser una falta de conocimiento público sobre los retos económicos que afrontan los medios privados. Si bien el panorama a veces resulta confuso y es complicado obtener datos globales completos, WAN-IFRA recientemente informó que los ingresos totales combinados de las publicaciones diarias se han reducido alrededor del 20% desde 2015. Esta tendencia cuenta con notables excepciones, pero la trayectoria general desde 2010 marca una caída, sobre todo para los periódicos y especialmente para las cabeceras locales y las que sirven a comunidades pobres.
En los 33 mercados donde hicimos la consulta, alrededor de un tercio (31%) cree que la mayoría de los medios son menos rentables de lo que eran hace una década. Si dividimos los datos por mercado, se nota una variación pero las diferencias son pequeñas: en cada lugar, menos de la mitad piensa que la mayoría de los medios son menos rentables. Quizá aún más llamativo sea que casi un quinto (19%) cree que la mayoría de los medios privados son más rentables de lo que eran hace diez años. También merece la pena señalar que el 36% responde “no sé”, lo cual vuelve a resaltar que las finanzas de los medios privados no son una prioridad para muchas personas ajenas al sector.
Esta falta de conocimiento sobre los aprietos que sufren los medios privados está alineada con los datos que muestran bajos niveles de preocupación por su situación financiera. En todos los mercados, el 53% se declaró para nada preocupado o muy poco preocupado y apenas el 31% dijo estar bastante preocupado o muy preocupado. El 17% restante contestó “no sé”. Aunque se registran algunas variaciones nacionales, al desglosar esta información por mercados se observa que el panorama general es bastante consistente. En casi todos los casos, la proporción de preocupados suele ser inferior al 50%: es decir, la mayoría de las veces son más quienes no están preocupados. La brecha es extensa sobre todo en los países del Norte de Europa, donde la tasa relativamente alta en el pago por noticias online ha brindado a ciertos medios una potente base financiera y donde algunos de los más consumidos cuentan con financiamiento público, de modo que en parte quedan aislados de las presiones comerciales.
Los mercados con mayor proporción de gente que piensa que los medios son menos rentables también tienden a mostrar preocupación más elevada, y lo mismo ocurre a nivel individual. No obstante, existen algunas diferencias en los niveles de preocupación según variables demográficas como la edad, el género y la educación. La preocupación por el estado financiero de los medios privados a menudo es más alta entre quienes muestran elevado nivel de interés en las noticias. Si tomamos un país de cada una de las seis regiones geográficas, observamos que (salvo en Alemania) los que tienen interés más alto en las noticias son más propensos a estar preocupados por la situación financiera de los medios privados. En Estados Unidos y Corea del Sur, las personas que dicen confiar en la mayoría de las noticias la mayor parte del tiempo resultan más propensas a estar preocupadas, pero en general la confianza en las noticias no es un buen predictor de preocupación. Tal vez lo más sorprendente es que siga siendo apenas una minoría la que dice estar preocupada por las finanzas de los medios privados, incluso entre quienes tienen más interés.
Como ya señalamos, algunos consideran que la situación financiera de los medios privados ha alcanzado un punto en el que se requiere la intervención gubernamental. Por supuesto, tal intervención puede adoptar diferentes formas y cada una de ellas involucra diferentes actores y diferentes grados de cambio. Además, no existen dos mercados de medios iguales y no puede haber una misma solución para todos, dado que hay una serie de factores diferentes que pueden hacer que una intervención del Estado sea más o menos atractiva en diferentes circunstancias: riesgo de captura de medios, acuerdos preexistentes de financiación y confianza en el Gobierno, por nombrar sólo tres.
De todos modos, puede ser útil medir el apetito del público por la intervención gubernamental en términos generales. En primer lugar, porque la gente puede tener su visión sobre el principio subyacente de la intervención gubernamental en los mercados de los medios más allá de los detalles específicos y en segundo lugar porque la mayoría de los acuerdos no comerciales serios y de larga duración probablemente necesitarán el respaldo de cierta legislación para ser viables, aunque la solución propuesta no se base en la utilización de dinero público. También debe tenerse en cuenta que preguntar sobre políticas específicas tiene poco valor en las encuestas transnacionales, porque ninguna será relevante en todos los mercados y porque es difícil incorporar y comunicar los pros y contras inherentes a las diferentes opciones. 2
Teniendo todo eso en cuenta, hemos preguntado a la gente si su Gobierno debería intervenir para ayudar a los medios privados que no pueden ganar suficiente dinero por sí mismos. Si bien las razones detrás de cada respuesta resultan variadas y no es posible saber cuáles son a partir de nuestros datos, sí queda claro que el apetito por la intervención gubernamental es bajo. En los 33 mercados, sólo una cuarta parte (27%) piensa que el Gobierno debería intervenir y un 44% cree lo contrario. Otra vez, si prestamos atención a los datos mercado por mercado, se detectan variaciones nacionales, pero en general el panorama es bastante consistente. En casi todos, el porcentaje en contra de la intervención gubernamental es superior al que la apoya. Incluso en las democracias liberales estables que ya disponen de programas generosos de ayudas para los medios privados como Dinamarca (a menudo ejemplo de buenas prácticas) o Francia (donde los críticos sostienen que los acuerdos existentes favorecen a los medios dominantes y a la prensa escrita por encima de los nuevos medios y de los digitales preferidos por las audiencias jóvenes), quienes se oponen a la intervención gubernamental son más: en una proporción de tres a uno en Dinamarca y de cerca de dos a uno en Francia.
Quienes muestran mayor nivel de preocupación por el estado financiero de los medios privados también son más propensos a apoyar la idea de una ayuda gubernamental. En Estados Unidos, por ejemplo, sólo el 14% de quienes no sienten preocupación por las finanzas de los medios privados apoyaría una intervención gubernamental, pero esta cifra crece a casi un tercio (30%) en el grupo de mayor preocupación. Quizá lo más notable es que la mayoría no está convencida de que una intervención gubernamental sea la medida apropiada, ni siquiera entre los más preocupados por la salud financiera de los medios privados.
La idea de los gobiernos ayudando a los medios privados no es nueva. Existen subsidios a la prensa desde hace mucho tiempo en algunos mercados y es un asunto cada vez más debatido en el sector, pero nuestros datos indican que esta idea no goza de gran apoyo público. Nuestras cifras sugieren que la mayoría de la gente no tiene una comprensión básica de las tendencias financieras actuales en la industria periodística y que sólo una minoría apoya la intervención gubernamental. Ni siquiera quienes conocen las dificultades se muestran particularmente preocupados e incluso hay poco apoyo entre quienes tienen más preocupación.
Por supuesto, estos debates se desarrollan en unos tiempos en los que la confianza en los medios es por lo general baja, cuando algunos medios están muy polarizados o son muy impopulares para gran parte del público y en medio de una preocupación real por la captura de medios, a veces en países donde esto no ha sido un problema acuciante en el pasado reciente. Formas establecidas de intervención gubernamental (ya sea con opciones de servicio público o apoyo directo a medios privados) probablemente se leerán a la luz de estas preocupaciones. Quizá ocurra lo mismo con enfoques más nuevos y alternativos si incluyen a los gobiernos como actores clave.
Notas al pie
1 No preguntamos sobre la financiación de los medios comerciales en Malasia, Brasil, Argentina, Chile, México, Sudáfrica, Kenia, Filipinas, Colombia, Indonesia, Nigeria, Perú o Tailandia.
2 Por ejemplo, los estudios que en Reino Unido preguntan a la gente cómo se debería financiar la BBC tienden a encontrar un apoyo relativamente bajo del canon y relativamente alto de modelos basados en la publicidad, pero quien responde puede asumir que la calidad de lo producido sería la misma.