Además de todos los problemas que afrontan los medios en México (una sociedad polarizada, la contracción económica, el coronavirus), también reciben frecuentes ataques de un presidente populista que los acusa de ser corruptos y hacer un periodismo injusto. El presidente es cada vez más popular y la gente confía en los medios cada vez menos.

Cada día a las 7 de la mañana el presidente Andrés Manuel López Obrador, también conocido como AMLO, brinda una conferencia de prensa. Transmitidas en vivo, estas “mañaneras” le ofrecen la oportunidad de lanzar un mensaje al país. A menudo los periodistas que le plantean desafíos terminan azotados verbalmente. AMLO prefiere contestar preguntas de las que él denomina “benditas redes sociales” o de personajes simpáticos como un youtuber con una pajarita.¹

López Obrador usa con entusiasmo YouTube para conectar con los votantes en las redes sociales eludiendo a los medios tradicionales, algunos de los cuales, según la visión presidencial, han ejercido como propagandistas de sus predecesores.² Su propio Gobierno, sin embargo, ha sido generoso con los medios que lo apoyan a la hora de repartir la publicidad institucional.

El enfoque funciona. La popularidad del mandatario, que rondaba el 50% en el momento de escribir estas líneas, es de las más altas en la historia de México. Nacionalista económico proveniente de la izquierda, AMLO propugna la igualdad, vilipendia a los intectuales y apela a los segmentos más amplios y con menores recursos de la sociedad. En combinación con el tono agresivo hacia sus críticos, en su proceder se perciben ecos de Jair Bolsonaro y de Donald Trump. Al igual que ellos, su gestión del COVID-19 ha sido cuestionada: en su caso, por la poca cantidad de testeos, por no usar mascarilla y por la lentitud de la vacunación.

Los ataques del presidente son una de las razones que podrían explicar la caída de la confianza en los medios: México integra el puñado de países que tienen cifras menguantes en el reporte de este año.

Sin ser el único, el medio nativo digital Aristegui News experimentó el declive más pronunciado, quizá como resultado de las agresiones de AMLO y de su gobierno en publicaciones con mayor influencia política. En nuestro informe de 2019 señalamos que las marcas que parecían tener afinidad con el entonces flamante presidente, incluyendo Aristegui, podrían esperar beneficiarse con mejores niveles de confianza. No ha ocurrido.

Sin embargo, otro motivo puede ser la diseminación de información falsa y engañosa. En nuestra encuesta, el 69% dice haber visto información falsa o engañosa sobre el coronavirus y un 52% información falsa o engañosa sobre política en la última semana: ambas son cifras considerablemente superiores al promedio de todos los mercados.

Las redes sociales y las aplicaciones de mensajería las usan muchas personas en México para acceder a las noticias, sobre todo en los grupos de menor nivel educativo. Cuando se trata de diseminar desinformación, la gente dice estar más preocupada por el rol de Facebook (28%), seguido de aplicaciones de mensajería como WhatsApp (26%), sitios de noticias (15%), motores de búsqueda (7%), YouTube (6%) y Twitter (4%).

Se esperaba que en la gestión de López Obrador hubiera una reducción de la violencia contra los periodistas, pero las cosas no han mejorado. En apenas unos pocos días de 2020, tres reporteros fueron ejecutados a balazos y el conteo anual llegó a nueve. Al menos 120 periodistas han sido asesinados desde 2000.

Los medios encaran una polarización de las audiencias, una disminución de los ingresos publicitarios y la necesidad de reaccionar ante los cambios digitales en los hábitos del consumidor. La competencia de los nativos digitales se ha desarrollado en la década pasada y los consumidores han descubierto una rica variedad en la oferta de contenidos y formatos. Tal vez el más exitoso sea UnoTV, parte de América Móvil de Carlos Slim, que comenzó enviando noticias por SMS y creció hasta convertirse en un influyente portal de noticias. Sin embargo, la televisión y la radio tradicionales se mantienen como los medios más populares y reciben los mayores ingresos publicitarios. La prensa tradicional sigue teniendo un papel importante.

Varios medios lanzaron secciones especiales e incluso seminarios digitales para cubrir la pandemia. La mayoría se ofrecieron gratuitamente y hasta sitios de periódicos tradicionales como El Economista y El Financiero levantaron sus muros de pago. El sector periodístico no fue incluido en el apoyo económico otorgado por el Gobierno a las empresas que sufrían el impacto del COVID-19, uno de cuyos elementos fue una mayor disminución de la publicidad.

El virus no ha hecho descarrilar al presidente. Un subsecretario responsable de la prevención del COVID fue criticado por decir que si AMLO tenía el virus no podría infectar a nadie, porque “la fuerza del Presidente es moral, no es una fuerza de contagio”. Por su parte, López Obrador dijo: “Me voy a poner un tapaboca, ¿saben cuándo? Cuando no haya corrupción”.

María Elena Gutiérrez-Renteria
Universidad Panamericana

Medios cambiantes

Los medios digitales y las redes sociales se mantienen como las fuentes de noticias más populares en México, según nuestra muestra predominantemente urbana. La televisión y la radio siguen siendo importantes para llegar a las millones de personas que no tienen internet. La mayoría del acceso a las noticias online se produce ahora mediante teléfonos inteligentes (79%) en lugar de ordenadores o tabletas.

La confianza en las noticias se halla baja según estándares internacionales, en parte debido a los reiterados ataques del presidente. La CNN es la marca más confiable en nuestro sondeo y las menos confiables son dos de los canales de noticias más populares en el ámbito doméstico, TV Azteca y Noticieros Televisa, lo cual refleja las actitudes polarizadas hacia muchos de los medios.

Notas al pie

¹ https://www.chicagotribune.com/espanol/sns-es-prensa-en-tiempo-de-amlo-mananeras-acoso-y-violencia-20200918-qppwgd2hhbhtvk5nhvhvtjxixa-story.html

² https://www.informador.mx/mexico/AMLO-acusa-amarillismo-en-los-medios-de-comunicacion-20210312-0036.html